Tal vez soy yo

Guardaba dulces en las bolsas de su pantalón, una moneda de 5 pesos y una liga por si le daba calor, no le importaba en realidad si se veía despeinada o no, buscaba más bien la practicidad.

De vez en cuando hurgaba en sus bolsillos, sacaba un chocolate y mientras lo introducía en su boca, miraba al cielo y se columpiaba en aquella vieja llanta que colgaba del gran árbol de su jardín.  No se concebía más feliz que en aquellos momentos en los que se mecía en aquel columpio improvisado y se adentraba en sus pensamientos, donde todo podía pasar.

Viajaba a cualquier lugar que le pareciera interesante, aún aquellos que sólo fueran reales para ella; países donde todos se conocían, dónde nadie se sentía solo, dialogaba con cualquier cantidad de personajes, que en el fondo sabía, todos eran ella misma queriendo salir, en sus diferentes facetas.

Impares

Una vez escuché que en aquél lugar donde son moldeadas las almas, se hacen de dos en dos, en un mismo molde, para que sientan igual y rían igual, para que busquen lo mismo, para que sean felices  y  estén siempre unidas, aunque separadas en dos corazones diferentes, en dos vidas que caminarán una al lado de la otra, y que al ser lanzadas al mundo, en lugares al azar, el destino se encargue de reunirlas.

Pero en algunas ocasiones, mientras los escultores no están mirando y como es un proceso artesanal, hay almas como las nuestras,  que se quedan sin par.

Nuestras almas, nunca encontrarán el dúo que complete la ecuación.

Por eso, nos veremos obligados a “amarnos” en silencio sin opción a réplica. No podíamos escoger después de todo, no hay un doble que nos complemente, ahora, tú y yo, sin tener almas equiparables en modos y formas, debemos conformarnos ya no con falso amor, sino con lujuria y pasión, que se convertirán en el motor de nuestra convivencia.

No serán encuentros románticos, ni melosos, sólo serán encuentros carnales para curar la soledad, cruel y vil que ahora nos acongoja.  

Ahora nos veremos condenados a vagar sin rumbo alguno, sin dirección,  en círculos, para nunca encontrar aquella mitad, que jamás existió… 

Tan rápido el tiempo pasó...

El sonido de aquel viejo reloj me despertó, marcaba justo las doce, un nuevo día había comenzado, me perdí viendo cómo ese viejo y pesado péndulo bailaba al compás de un “tic toc”, siempre amenazante el sonido del tiempo, que advierte que no ha de detenerse ni siquiera a la más insistente de las súplicas. Solamente un pestañeo y ya habían pasado varios años, desde su esquina  imponente y retador, seguía apresurándome para cambiar la página.

En repetidas ocasiones habíamos tenido aquella plática, él presionando para que siguiera adelante y yo, aferrada en el pasado. No podía terminar de pensar en argumentos para no dejarle atrás, pero el reloj siempre ganaba con la única razón que importaba, con la única premisa lógica, simplemente se limitaba a repetir: - “Déjalo ir, él ya te olvidó”

¿Que pasaría?

Qué pasaría si un día no muy lejano me carcome lo humano y de repente me llega el deseo de olvidar

Y qué pasaría si un día de estos aquel dulce recuerdo, se esfuma de pronto, se borra al momento, y solo queda el recuerdo de lo malo que fue.

Qué pasaría si de repente no tuviera más remedio que liberarte de este sitio de donde no podías escapar,

Y que pasaría si un día cualquiera quizás quisiera deshacerme de tanto y tanto amor que te di,

Qué pasaría si en ese momento nos sucede el rencuentro y tu quieras volver,

Y yo no pudiera, pues ya no encuentro aquel frío invierno donde en aquel momento me dejaste morir,

Qué pasaría si todo esto que siento se transmite al momento y sufres el infierno en donde estoy parada esta vez?

Qué pasaría?

Ella

Estoy bien - dijo mientras sus grandes ojos cafés se llenaban de lágrimas.
Ella aún no lo sabía, pero detrás de ese dolor tan inmenso de verle partir,
se iba transformando el sentimiento que poseía, en amor verdadero.

Después de todo había hecho hasta lo imposible para conquistarle: había estado ahí para él en innumerables ocasiones, la había hecho de todo, de psicóloga, chef  y algunas veces hasta de amiga…

Ahora podía estar segura, que surgiría en su interior, un amor que no espera nada a cambio, un amor que sabe que no tendrá recompensa. Que se conforma sólo con los pequeños momentos .
De esos amores finos que lo dan todo sin esperar nada a cambio, porque saben que no lo tendrán, no importa cuánto lo anhelen, o cuánto lo busquen, no importan las noches en vela o los suspiros dedicados, nada importa porque no habrá de regreso lo que sea que se invierta.
Él partía de su vida, ella asumía la pérdida con todo y sus graves consecuencias
Desde aquel momento, dejó detrás la fantasía y se convirtió en el más puro de los afectos;
se convirtió en la mas sincera enamorada.